El secretario General de la CTA Autónoma, Ricardo Araujo, reclamó el reconocimiento del sector de Salud Pública, pidió que se deje de ceder “ante los gorilas” y propuso una solución de justicia literaria.
El histórico dirigente le propuso al gobernador Sergio Ziliotto la solución de “El alcalde de Zalamea”, una obra teatral donde Calderón de la Barca plantea la idea literaria del honor y la justicia. El libro también es conocido bajo el nombre de “El garrote más bien dado”.
En su muro de Facebook, cuando el parte epidemiológico mostró el mayor número de contagios, con 417 positivos, Ricardo Araujo escribió:
El dilema de Ziliotto, la Provincia alcanza un nuevo récord diario de contagios de coronavirus, crece el número de fallecidos y la terapia intensiva está al borde del colapso. Todo esto después de que el señor Gobernador tomara dos decisiones trascendentes: una, ceder ante la presión de los gorilas de “Abran la Pampa” que escudados tras un reclamo legítimo de muchos productores, solamente querían hacerle el juego a los que se llevaron puesto al País. La otra, bajarle el salario a los trabajadores de la Salud en las últimas paritarias.
Los primeros son aquellos que el pueblo decidió castigar con su voto, desalojarlos del gobierno para que se inicie un proyecto distinto de país que deje de favorecer a los bancos, al capital financiero internacional y a los monopolios.
Los segundos son los heroicos y sufridos trabajadores y trabajadoras de la salud, que en las condiciones en que se encontraba la salud pública argentina, desguazada desde el Ministerio nacional hasta la última Posta Sanitaria, se pusieron al frente de la pandemia y remontaron la dura cuesta, recibiendo el aplauso y el agradecimiento de todo el pueblo, todas las noches.
Unos debían ser atendidos en sus reclamos sin caer en la trampa de “abrir lo que no se podía” y los otros merecían ser premiados. Ahora el dilema es que abierta La Pampa, el virus tiene transmisión comunitaria y necesitamos todo el esfuerzo de los que no dan más. Los que están agotados, enfermos, disminuidos en su potencial laboral, deben continuar en una trinchera donde no hay soldados de refuerzo ni reemplazo. Los que no fueron premiados sino castigados, ya no son aplaudidos y ya no tienen energía, son los convocados a arreglar el desastre de los que se salieron con la suya.
¡Qué dilema señor Gobernador! Pero debe resolverlo porque el pueblo pampeano le confirió esa responsabilidad a usted. Las trabajadoras y trabajadores de la Salud deben ser recompensados y de usted depende. Tal vez deba actuar como El Alcalde de Zalamea y hacer justicia, poniendo las cosas en su lugar sin tantas consideraciones a los que siguen ostentando el poder. ¿Qué importa errar lo menos, quien acertó lo demás? Podrá decirles.
Ricardo Araujo