Después de años sin compulsa electoral, el sábado la histórica lista Celeste tendrá que revalidar su cuerpo de delegados para seguir conduciendo los destinos de la CPE. Una nómina opositora, con muchos de los que estuvieron siempre en la vereda de enfrente los desafía. ¿Será un anticipo de lo que ocurra en las generales de octubre?
Por Javier Urban – Era diciembre del año 2003, la noche antes de la asunción de nuevas autoridades en el gobierno provincial y Oscar Nocetti, desde el escenario del aula magna de la UNLPam, aprovechaba el espacio que le habían dado para saludar como presidente del consejo de administración de la CPE que había auspiciado el espectáculo que se llevaba a cabo, para irónicamente referirse a lo que supondría se venía “será hora de cocernos los bolsillos” dijo, en el último estertor de una confrontación de una década, la que protagonizaron la lista celeste de la CPE y el peronismo provincial, pero referenciado en Santa Rosa naturalmente.
Fue el último misil de esa guerra indisimulada, porque lejos de responder en forma hostil, el flamante gobernador Carlos Verna dio claras muestras de que, en su administración, la conducción de la CPE no sería su enemigo, sino que, en su concepción, deberían complementarse. Algo que se plasmó en el explícito y público apoyo, del entonces gobernador pampeano, a la iniciativa de la cooperativa capitalina de prestar servicios de telecomunicaciones, en función de la importancia que le adjudicaba para todo el territorio provincial.
Pero sin que el propio Nocetti lo advirtiera, el vernismo, ya antes de ser gobierno, había intervenido en favor de La Celeste. Fue en aquella mítica elección donde el peronismo jugó su última carta por acceder a la conducción de la CPE que terminó con otra ironía del histórico referente de La Celeste: “otra vez los asociados defendieron a la Cooperativa de quienes pusieron todo para arrebatársela, si hasta me contaban que por los barrios andaba una señora Elsa entregando no sé cuántas cosas para que nos votaran en contra…”, dijo.
Es que, en aquella compulsa, donde la oposición a la conducción Celeste se referenciaba en el gobierno marinista, terció una lista liderada por el actual gobernador, Sergio Ziliotto. El voto opositor dividido, naturalmente beneficiaría a Nocetti, que no supo advertir en ese momento el guiño determinante que eso significaba.
Nunca fue intención de Verna gobernador -que hasta impulsó la posibilidad de que se recupere el servicio de gas para que sea manejado a través del Estado provincial y las cooperativas, emulando el sistema de energía eléctrica- desbancar a la histórica conducción de la CPE.
Para ser tal, las huestes que hoy siguen conduciendo a la cooperativa a través de Alfredo Carrascal, supieron emparentar sus aspiraciones a la de los fundadores de la Cooperativa y logrado eso, ya no hubo con qué darles.
Es que así como Marcos Molas, Octavio Gazia, José Fiscella y Juan Humberto Palasciano representaron la resistencia a los abusos de la SUDAM, la empresa de capitales extranjeros que prestaba un servicio eléctrico tan malo como caro, para los vecinos de la Santa Rosa de la década del 30; fue el dirigente y posteriormente diputado provincial Pablo Fernández, junto a otros vecinos creadores de La Celeste, quienes representaron la resistencia, cuando en medio del auge neoliberal de los 90, Camuzzi, que ya se había quedado con el servicio de distribución de gas natural –al que miles de vecinos habían accedido gracias a los consorcios promovidos por la CPE- que sumaban más de un millón de viviendas conectadas, casi 6 mil km de gasoductos y ramales, y unos 20 mil km de redes de distribución, pretendía que el gobierno le cediera la concesión del servicio para dotar de energía eléctrica a la provincia a través de una turbina. Pablito Fernández y los suyos lo impidieron y gracias a esa lucha obtuvieron más de 60 años de la concesión de un servicio que se presta de modo mucho más transparente y equitativo que en el resto del país.
Así como en los años 30 organizar la Cooperativa fue hacerse cargo de un emprendimiento donde no faltaron asambleas, reuniones y el apoyo fundamental de las autoridades municipales que confiaron la prestación del servicio a los entusiastas vecinos; en la década del 90 la CPE, conducida por los celestes, dieron la lucha rechazando por ilegítimo el traspaso de las redes de distribución de gas a Camuzzi, y sus asociados debatieron qué hacer en asambleas multitudinarias, marchas y un petitorio de más de siete mil firmas, defendiendo la prestación cooperativa del servicio, pese al escasísimo o nulo apoyo de los gobiernos municipal y provincial de aquellos años.
En los 30 los flamantes cooperativistas ganaron en su batalla frente a la postura anti cooperativista de los representantes del gobierno nacional en el territorio, y, ante la falta de motores para la producción de energía, a pura audacia y convicciones, apelaron al uso de la legendaria trilladora de don Juan Savioli para suplantarlos.
En los 90, sin embargo, el gobernador Rubén Marín zanjó la confrontación favoreciendo a la empresa Camuzzi, que se quedó con las redes ejecutadas y con las nuevas obras a construir, con el único costo de brindar 2500 m3 de gas gratis. Pero esa resistencia de La Celeste quedó en la memoria no sólo “por lo que pudo ser” aquella vez, sino que goza del reconocimiento por casi 35 años ejemplo de solidaridad eficiente. Al punto de derrotar una y otra vez, con amplio margen, a los que se atrevieron a disputarle su conducción, algo que hace largos años no ocurre.
Sin que aparezca en el horizonte ningún interés en el entorno del gobernador de incurrir en lides como aquellas; la conjunción de un cierto estancamiento en el vendaval de concreciones que la historia reciente de la cooperativa venía enhebrando; más la situación económica que hace que “la plata alcance cada vez para menos”, lo que potencia la siempre sospecha de que por solventar costos en otros servicios, está tan caro “el precio de la luz”; más el disconformismo gremial por salarios y otras cuitas; más lo que simbólicamente representó el derrumbe del techo de la sede central que no fue lo desgraciado que podría haber sido si se daba en un día de actividad y no en el feriado del primer día del año…envalentonó a representantes de varios sectores para desafiar a la actual conducción.
Peronistas referenciados en Jorge Lezcano –la línea interna Identidad Peronista-, sindicalistas referenciados en Julio Acosta -LyF La Pampa-, cambiemitas que fueron funcionarios cuando Macri fue presidente, y otros más, creen que una buena parte de la sociedad, harta de los dirigentes de siempre –la performance de Milei en las PASO los entusiasma-, también de la CPE quiere “que se vayan todos”.
Tanto unos –convencidos de que los socios valoran los logros de más de 3 décadas- como otros –que sostienen que los disconformes son mayoría- apelan a que la concurrencia a votar, el sábado, sea significativa. E incluso, los dirigentes políticos mirarán con atención el número de votantes y el resultado que se dé, porque puede ser, en todo sentido, un anticipo de lo que pueda ocurrir menos de un mes después, en las elecciones generales.
Es que estamos a sólo 33 días de la ansiada primera vuelta y, hoy por hoy, al menos visto desde La Pampa, es muy incierto lo que pueda ocurrir.
Sergio Massa, que es el referente determinante del Gobierno y de Unión por la Patria, despliega medidas y anuncios sin detenerse. Saca un conejo de la galera tras otro. Su capacidad de trabajo, el modo en que articula y su inserción mediática, supera a las subjetividades de quienes siguen enganchados con apreciaciones exclusivamente ideológicas e inmóviles.
Nadie podría decir que no transpira la camiseta. Todo, absolutamente todo, lo hace él. Al punto que muchas de las medidas que anuncia son hasta desconocidas por quienes deberán implementarlas en éste, el actual gobierno. Y justamente ahí radica su problema: ¿le alcanzarán esos anuncios, esas medidas para terminar de convencer a quienes creen que no basta con ellos, por más que eran largamente esperados, ya que al fin y al cabo formó parte del decepcionante gobierno de Alberto Fernández?
Javier Milei viene galopando en una campaña electoral donde pareciera no perder votos sino más bien todo lo contrario. Es un huracán que arrasa con todo a su paso, y no solamente las estructuras del oficialismo. También JxC se zarandea cada vez más con los vientos violentos del libertario. En términos ajedrecísticos Milei ya hizo su jugada maestra y ahora espera. Los que saben de ajedrez dicen que las piezas blancas tienden a ganar muchas más partidas que las negras. El libertario parece tener las de color blanco, con la ventaja de haber jugado primero y sus rivales siguen rompiéndose la cabeza intentado adivinar cuál será su próxima jugada.
La desventaja de los opositores a Milei es que mientras a él pareciera no entrarle las balas, tanto UP como cambiemitas saben que un error, de acá a octubre, los dejará fuera de competencia, sin segunda vuelta. Por eso, deben hacer un cálculo muy fino para no pifiar el tiro certero, el impacto que les permita ganar oxigeno e intentar la heroica misión de llegar al ballotage de noviembre.
Y en nuestra provincia, mientras Milei la ningunea porque la desconoce por su escaza población y los cambiemitas sólo hacen alguna demostración de apoyo con comunicados y fotos, los peronistas hasta “histéricamente” han empezado a jugar fuerte para dar vuelta el resultado.
Los funcionarios bajan línea del peligro que el libertario representa. No habrá más cláusula gatillo si dinamita la coparticipación. No habrá viviendas si se manda otro recorte a lo Macri. No habrá váucher alguno que garantice el nivel de eficiencia de la escuela pública y de la alta demanda de salud pública que hoy tiene nuestra provincia. No habrá más obra pública si se dependiera del interés de los privados que no recaudarán nada por prestar servicios en una provincia con tan baja densidad poblacional.
Por el contrario, ya con las medidas anunciadas por Massa, La Pampa se verá beneficiada, por ejemplo, con la modificación del impuesto a las Ganancias, ya que lo que antes entraba a la provincia como recursos coparticipables ahora lo hará directamente al bolsillo de trabajadoras, trabajadores, jubilados y jubiladas, y son casi nueve mil millones de pesos que indefectiblemente irán directo a la economía provincial generando un mayor consumo que impactará de manera positiva en todos los sectores económicos.
Y el gobernador Ziliotto, además, puede, en el marco de la seguridad que esos anuncios significan respecto al rumbo que Massa le dará a su gestión en caso de ser electo, avanzar en el otorgamiento de beneficios significativos para pampeanas y pampeanos. Por ejemplo, subir los haberes de los jubilados y jubiladas de la mínima, unos cuatro mil ciento cincuenta, el tercio del total. Doscientos mil pesos van a cobrar el viernes. También, y para que los sueldos no pierdan poder adquisitivo frente al proceso inflacionario, subir los sueldos de los trabajadores estatales en un 12,2%. La inflación subió un 80% en lo que va del año y el sueldo de los estatales pampeanos creció en el mismo porcentaje. Pero, además, la suba del poder adquisitivo en septiembre irá del 15,1 al 38,3%, a partir de las medidas tomadas por el gobierno provincial y el nacional para atenuar los impactos negativos de la inflación.
Es que con el aumento del 12,2% de la cláusula gatillo, el gobierno provincial garantiza para septiembre un mínimo de salario para un empleado de la administración pública con familia tipo de $ 287.457,55. Para un docente con una familia tipo el mínimo garantizado en septiembre es de $ 316.157,55. Mientras que el haber mínimo de jubilados y pensionados pasó de $ 158.000 en agosto a $ 200.000 en septiembre, lo que significa un aumento del 26,5%. La devolución del IVA, anunciada por el Gobierno nacional, suma $18.800 por mes que también impacta en la recuperación del salario.
Todo eso junto a la salud y la educación asegurada, hace que el peronismo pampeano cuente con argumentos para salir a convencer al ciudadano para que vaya a votar y lo haga por quien representa lo conocido, frente a un loco que se vende como el bueno por conocer y no más que eso.