Este domingo Argentina elige a su presidente para los próximos cuatro años entre Sergio Massa, el ministro de economía de un gobierno con el 140 % de inflación, y el ultradrechista Javier Milei, que no le quedó ningún sector por agredir, salvo la casta, con al que unió para tratar de ganar este balotaje, y convirtió en protagonista a Mauricio Macri, que por falta de apoyo, ni siquiera pudo ser candidato de Juntos por el Cambio.
Un video viralizado en las últimas horas hace un recuento, que no incluye a todos los sectores agredidos, pero menciona que la mal llamada Libertad Avanza, insultó “a las mujeres, a los discapacitados, a los pibes de Malvinas, a los médicos, a los científicos, a las maestras, a los homosexuales, al Papa, a los católicos, a los zurdos, a los desparecidos a las Abuelas de Plaza de Mayo, a los artistas, a los radicales, a los peronistas, a los trabajadores estatales, a los chicos que cobran la AUH ya las personas mayores”.
Se podría agregar que atacó a los trabajadores de la cultura, a los géneros diversos, a quienes utilizan el servicio de salud pública y de educación pública, a los periodistas, a los medios públicos, a los medios alternativos, a la empresa de bandera Aerolíneas Argentinas, que trajo las vacunas para el coronavirus, repatrió a los argentinos varados en el exterior durante la pandemia, y ahora, repatrió a los argentinos que estaban en Israel durante la escalada violenta desatada el 7 de octubre por un atentado terrorista.
También a las madres solteras, sobre las que dicen que se embarazan a propósito para enganchar al hombre, a los sectores ambientalistas cada vez que LLA niega el cambio climático, a los exportadores que le venden a China y Brasil, a las víctimas de trata de personas (esclavitud) con fines sexuales, de venta de órganos, de venta de niños y niñas, a los pueblos originarios… y la lista, que incluye el llamado al armado de la sociedad civil, seguramente sigue.
Y nadie mentiría si afirma que defienden el terrorismo de estado de Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera, Roberto Viola, Orlando Ramón Agosti Leopoldo Fortunato Galtieri, líderes de la dictadura Argentina que padecimos entre 1976 y 1983, que superó en crueldad y fiereza al nazismo asesino, responsable de la muere de millones de personas en la cámara de gas.
Y lo superaron no en el número, sino en la crueldad y la metodología: Victoria Villarruel, cada vez que defiende a la dictadura, reivindica los genocidas que violaron hombres y mujeres en Centros Clandestinos de Detención, a los que aplicaron picana eléctrica en los genitales a hombres y mujeres, muchos de ellos apenas adolescentes. A los que practicaron el “submarino seco” y el submarino mojado” (tortura que consiste en ahogar en el agua o en cortar el corte del paso del oxígeno con una bolsa, para conseguir una declaración), a quienes arrojaron personas vivas al mar con peso para que hundan, a quienes robaron bebés, niños y niñas, a quienes se quedaron con las propiedades y bienes de los desaparecidos, a quienes todavía nos deben decir, ¿dónde están los 30 mil detenidos desaparecidos?
Del otro lado está Sergio Massa, ministro de Economía hace un año, presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, los tres años anteriores. Es el referente del gobierno, de la foto de olivos, del vacunatorio con privilegios en la pandemia, del gobierno que se va con un 45 % de pobreza, 10 % de esa población, en la indigencia.
También, del gobierno que tiene los trabajadores y trabajadoras registradas, legales, blanqueadas, con salarios de pobreza. El que no tocó los intereses de los mismos de siempre, los que se apropian de la renta de la mayoría, que aumentan los precios, que se quedan con la mayor parte de la torta (hoy un 27 % para los trabajadores/as y un 73 para el patrón y capitalista), el que decidió pagarle al Fondo Monetario Internacional sin investigar qué hizo Mauricio Macri con los 45 mil millones de dólares, que no se convirtieron en obras, en mejoras, en cloacas, en agua potable, en luz, en internet, en hospitales, en escuelas.
Aun así, la elección no es difícil: el primero, Javier Milei, además de atacar a la gran mayoría de las y los argentinos, de amenazarlos, de insultarlos, se propone defender sus políticas con las fuerzas armadas y policiales en la calle, con la represión, al igual que pasó en la dictadura.
El segundo es institucionalista. Abrevan los dos en la cultura capitalista, pero Sergio Massa no se mete con la memoria, con las diversidades, con los derechos conquistados (educación, salud, interrupción voluntaria del embarazo, derechos humanos, tu aguinaldo), y si lo hiciera, será en el marco del Congreso Nacional y de la convivencia democrática, donde la protesta es el derecho legítimo del sector atacado. Y donde tendrá que buscar los consensos, en un gobierno que no tendrá mayoría en el Legislativo.
El 20, Argentina puede volver al esclavismo, al autoritarismo, a la exaltación del dinero y la propiedad por sobre la vida, a la xenofobia, el racismo, la discriminación, o darse otra oportunidad para demandar, en el marco de la convivencia, las respuestas que la democracia no le dio en viviendas, servicios esenciales, inclusión o perspectiva de futuro a quienes hoy están afuera de todo, casi todo, o de algo.
Agredir y destruir, no es cambiar.
JJB